COMENTARIOS
filosóficos (José Pablo Feinmann)
(Por Lic. Fidel Maravilla. Neto_15164@yahoo.es)
INTRODUCCIÓN
la
filosofía es el saber de todos los
saberes, saber que totaliza todos los saberes”. El saber que reflexiona
sobre todos los saberes. La filosofía es diferente a la ciencia. La ciencia no
se piensa a si misma, la filosofía si. El objeto de la ciencia es lo
verificable, práctico, pragmático. Mientras que el trabajo de la filosofía es
un objeto movedizo que cada vez que lo aborda lo renueva. No así, la ciencia no
se piensa así misma, solo se dirige hacia adelante, a ocuparse de lo
reproducible; por el contrario, la pregunta del por qué de la ciencia es una
tarea propia de la filosofía. La
filosofía es, entonces, el saber de los saberes, y la ciencia solo un trozo del
saber totalizador que es la filosofía (Feinmann, José Pablo (2008, p. 11).
PALABRAS CLAVES: filosofía, paradigma,
mutilado, emergente, sicario, centralidad, Dios, sujeto, sujetado, saber,
cultura., etc.
SOBRE EL AUTOR Y SUS
OBRAS:
José Pablo Feinmann, es hijo de Abraham Feinmann, médico de
profesión, y de Elena de Albuquerque, mujer de profundas concepciones
religiosas. Sin embargo Pablo fue creado entre dos tendencias religiosas: la
judaica y el catolicismo. Actualmente es de una tendencia más escéptica. Su infancia transcurre en un hogar de la
clase media de Argentina de las primeras décadas del siglo XX, precisamente en
el Barrio de Belgrano al lado de su hermano mayor.
En 1963 se gradúa de Licenciado en filosofía en la ciudad de
Buenos Aires, lugar donde fue profesor desde los años de 1968 a 1974. En 1963
fundó el centro de estudios del pensamiento latinoamericano (CEPL) en el
Departamento de filosofía de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Sus estudios
sobre la historia del peronismo son muy conocidos en todo Latinoamérica, los
Estados Unidos, Europa y, debatidos por otros historiadores de la región.
En 1988 contrajo nupcias por segunda vez con María Julia
Bertotto, escenógrafa, diseñadora, vestuarista de profesión. Con ella comparte
la pasión por el cine y la música clásica. Padre de dos hijas: Virginia
Feinmann y Verónica Feinmann.
Escritor, poeta, novelista, ensayista, dramaturgo y
ensayista de larga trayectoria. Colaborador de diversos periódicos de
prestigio. Activista de la Juventud peronista (JP) de tendencia ideológica de
izquierda. Ganador del premio Konex de platino en cine y televisión en el 2001.
Personalidad meritísima de la ciudad de Buenos Aires. Además galardonado con el
premio democracia en el 2014. Actualmente escribe para página /12 y desde el
2010, demás, trabaja en el canal siete conduciendo uno de los mejores programas
de televisión de todo Latinoamérica: Filosofía aquí y ahora.
Sus ensayos más destacadas son: “El peronismo y la primacía de la política” (1974), “Filosofía y nación” (1982), “La sangre derramada” (1998), “Escritos imprudentes” (2002), “¿Qué es
la filosofía?” (2006), “Filosofía
política del poder mediático” (2003),
por mencionar unos pocos.
Entre sus novelas destacan: “Últimos días de la víctima” (1978), “El ejército de ceniza” (1986), “La
astucia de la razón” (1990), “El
cadáver imposible” (1992), “El mandato” (2000), “La crítica de las armas” (2003), “La sombra de Heidegger” (2005), “Bongo” (2014), entre otras. Algunos de sus guiones de cine son: “En retirada” (1984), “Al filo de la ley” (1992), “El amor y el espanto” (2000), “Ay Juancito” (2004).
La obra de Feinmann no se agota en los textos mencionados.
Su creación es mucho más extensa. Actualmente escribe en página 12 y difunde un
programa por televisión “filosofía aquí, hoy y siempre”.
DESARROLLO
La
curiosidad es desencadenante al apreciar un repertorio importante de textos
escritos por este erudito de la filosofía. Por lo pronto este pequeño esbozo
solo abordará aspectos relacionados a la interpretación de la filosofía, es
decir ¿Qué es eso a lo que llamamos filosofía?, la filosofía es le saber de
todos los saberes, entre otros subtópicos, filosofía como un sicario en serie, Los invitamos a todos a leer estas páginas sobre una sus clases magistrales en su libro ¿Qué
es la filosofía? por Pablo José
Feinmann.
¿Que es la filosofía?
Es
el titulo de su obra en la tapa de la presentación de su libro. De hecho inicia
con una de las preguntas más complejas en materia filosófica, ya que definir
filosofía no es una tarea fácil sino por el contrario complejo. Esto es por que definir dicho postulado ha
sido una de las difíciles tareas que los dedicados al oficio de filosofar,
desde la primera definición lapidaria “amor a la sabiduría” “el saber por excelencia” o la filosofía es
sinónimo de ciencia rigurosa. No obstante, leamos lo que nos dice el filósofo
suramericano.
La filosofía es el saber de todos los saberes,
saber que totaliza todos los saberes”,
son las primeras palabras con las que Feinmann introduce su libro
“¿Qué es la filosofía? El saber que reflexiona sobre todos los
saberes, que por supuesto es toda una concepción de origen griego. La filosofía
es diferente a la ciencia. La ciencia no se piensa a si misma, la filosofía si.
El trabajo de la ciencia es lo verificable, práctico, pragmático. El trabajo de
la filosofía es, por el otro, un objeto movedizo que cada vez que lo aborda lo
renueva. Por el contrario, la ciencia no se piensa así misma, solo se dirige
hacia adelante, a ocuparse de lo reproducible; no así, la pregunta del por qué
de la ciencia es una tarea propia de la filosofía. La filosofía es, entonces, el saber de los saberes. (Feinmann, José
Pablo, 2008, p11).
La filosofía, un sicario en
serie.
Qué
es la filosofía. La filosofía es un sicario en serie. Esto es porque después de
Descartes la filosofía provoca desconstrucciones, construcciones, destotalizaciones
radicalmente muertas. No olvidemos que en la Edad Media la filosofía
escolástica había subido la filosofía al cielo; era el momento de la espera
para los hombres. Nada de este mundo les importaba. Es decir los seres humanos
le habían delegado a lo divino el quehacer de la cultura. Por tanto Dios era el
centro de la realidad y el hombre, por contrario se encontraba totalmente
mutilado de su ser esencial.
Pero
con Descartes pasa todo lo contrario, este baja la filosofía del cielo a la
tierra. En ese sentido, Descartes ubica al hombre en el centro de la cultura,
es precisamente cuando el ser humano se hace cargo de su propia historia, es
decir, desplaza a Dios del centro y se coloca como tal en la centralidad[1];
un Dios tomando cuerpo de hombre les roba el juego de la ciencia a los dioses y
lo coloca en mano de los mortales. Descartes le arranca la cabeza a Dios, y el
hombre se convierte en el hacedor de la cultura. (Filosofía y el barro de la historia, 2008: 16–17). Después de esto
la filosofía ha liquidado otros pensamientos más frescos del siglo XX. En
efecto se podría citar la frase de F. Hegel “Dios a muerto” acuñada en
Nietzsche.
Las
palabras de Descartes: “Cogito ergo sum” (pienso [dudo] y
luego existo) o “dudo” y de lo único que no puedo dudar es de mi mismo, son
palabras que están matando a Dios. Esto es clave para identificar las nuevas
bases epistemológicas de la filosofía en la época del Renacimiento, Descartes mata a Dios porque de lo único que
no puede dudar es de su propia subjetividad, la verdad entonces ya no
brotará de la piedra angular de lo divino, sino de la propia subjetividad del
hombre (Feinmann, 2006:17)
Para
nuestro autor citado la filosofía es aquel tipo de saber que descompone lo ya
establecido por el poder mediático, que trastoca todo esquema de pensamiento.
Que se renueva a cada instante del saber pensante. En otras palabras, la
filosofía es el tipo de saber que se robustece cada vez en la medida en que los
individuos hacen filosofía; que rompe los esquemas de pensamiento para subirlos
en otras escalas; con otros paradigmas, que está mas viva que nunca,
reconstruyendo, rehaciendo, y a la vez, mutilando aquellas viejos paradigmas
filosóficos que ya están desgastados. La filosofía es el saber que todo lo
contradice, la ruptura de lo difuso e ilusorio, la dama rebelde que todo lo
contradice, un saber contestatario, que todo lo critica desde su trinchera
renovadora de las nuevas ideas.
En
ese sentido, desde la caída del muro de
Berlín espiraron muchas cosas: espiraron los grandes relatos, la historia, el
comunismo, la revolución, las ideologías e utopías, incluso, y este es más
alarmante, murió el hombre mismo Foucault (2003, en Feinmann, 2006:8). Esto
parase un poco incitador en palabras de Foucault[2].
Lo que sucede es que un nuevo filósofo viene a cuestionar a filósofos antecesores. Para que filosofía se
convierta en la continuidad del quehacer metafísico, este tiene que ampliar la
tesis de su maestro o al contrario, en este mar de cosas que los filósofos
devienen, tiene que surgir con un nuevo pensamiento filosófico. De otra forma,
su quehacer como espíritu pensante será toda una actividad estéril.
Por
lo tanto, –agrega nuestro autor citado– “La filosofía es un sicario real” pero
¿qué es un asesino real? Para explicar este asunto Feinmann se apropia de los
principios de la teoría de la deconstrucción de J. Derrida, y partir del
abordaje de uno de los conceptos mas usados por Heidegger ¿Qué es la
filosofía? El término Destruktion no significa aniquilación, sino, desmontar,
desmantelar. Con este término Heidegger inserta el concepto de
Deconstrucción equivale a deconstruir y no realmente asesinar. El término alude
a deshacer algo para luego volverlo a reconstruir ¿hacer de nuevo? Claro. El
curso de Feinmann no está estructura a la manera de una pregunta que alivia el
sufrir, las asperezas e incluso, las angustias del que filosofa.
Su
tratado no es brebaje que curar esos males. Sin embargo el fin último de su filosofía
radica en una pregunta: ¿Qué es la filosofía? “No se debe perder de vista que la filosofía todo lo problematiza”,
ese es uno de sus rasgos esenciales, añade.
Es
así que la filosofía inquieta a todo
hombre y no a los animales. Es así que el ser humano es el ser más conmovedor porque
solo a él y únicamente a él se le ocurre reflexionar sobre por qué está
muriendo; de manera que a la muerte le añade la conciencia de la muerte, lo
cual es muy difícil de responder. Precisamente por eso existe la filosofía, las
religiones, las cosmogonías y esa figura por excelencia: la existencia de un
Dios todo poderoso. Esa angustia las alivia en estas corrientes de pensamiento.
Solo ellas le pueden responder ese tipo de interrogantes.
Volvamos
a la interrogación anterior para vincular lo que hemos dicho en las frases de
arriba ¿Qué es un asesino en serie?[3]
Uno de los mejores ejemplos para el argentino del destripador de la filosofía
los encontramos en Derrida y en Heidegger, que al igual que Jack sabia mutilar
a sus víctimas de manera meticulosa de la misma forma que la filosofía sabe
mutilar pensamientos, “La filosofía
destripa muy bien (…)” (Feinmann, 2006:15).
La
historia registra asesinos seriales que han ejecutado a sus víctimas de las
formas mas brutales y animalescas, pero nunca como los hacia Jack el
destripador colmada de misterio, de inteligencia criminal y despotismo histórico
que hasta ahora la policía de Londres no logra descifrar si dicho sujeto era el
asesino serial de la renina Victoria, cuando en los archivos todavía se
encuentran las cartas que les enviaba el asesino de Jack.
El misterio
de estos crímenes radica en que no están importante la víctima sino el
mutilador de cuerpos humanos que ejecuta sus crímenes con frialdad,
canibalismo, tanto que toda la comarca sabe la forma como mutila, tortura a sus
víctimas. El terror es espantoso. No hay ciudadano que no este invadido de
pavor extremo. Todos temen encontrarse con el asesino serial de las calles de
Londres. Tanto es el temor que hasta las mujeres trabajadoras del sexo se sienten
las próximas futuras víctimas de ese serial asesino canibalesco.
Este
asesino nunca fue capturado. Se dice que fue un medico. Feinmann sostiene que
probablemente fuera la Reina Victoria por el odio que sentía por las
trabajadoras del sexo que deambulaban por las avenidas de la ciudad de London.
Heidegger,
J. Derrida, –como filósofos contemporáneos– no son destripadores comunes. Por el contrario, son máquinas de triturar
sorprendentes, audaces, extraordinario, sus pensamientos están sazonados con
exquisitez de pensamiento muy bien elaborado e innovador. La filosofía es un
excelente destripador de ahí su conexión con el asesino de la ciudad de
Londres.
Si
de alguna forma la novela policíaca niega el es Status Q., radica precisamente
en el desacuerdo de la Psiquis de los personajes. Del mismo modo cuando la
filosofía mutila una corriente de pensamiento es porque los nuevos cánones de
la sociedad están cambiando, el sistema mundo se esta moviendo a otros moldes
de entender la sociedad. Esa fue precisamente lo que hizo la filosofía de
Heidegger y de Derrida.
Bueno,
pero, ¿Qué es la filosofía, Inicia Feinmann? No olvidemos por un lado consiste
en interpretar la realidad pero por otro, en transformar la realidad. Las
últimas palabras son propias de Karl Marx (1818/1883). Esta es una de las mas
grandes definiciones de la filosofía, es decir, la filosofía a de ser aquel
tipo totalitario que debe de transformar la realidad y no solamente
interpretarla. La realidad no se puede interpretar sino se con sigue inteligirla
antes de dar una interpretación, Señores. Filosofía de la transformación es
praxis de la política, de la sociedad, pero sacudida del viejo ropaje
envejecido de la corrupción, el despotismo y la barbarie. Es decir, filosofía y
realidad caminan juntas de la mano. La filosofía no consiste solo en reflexionar,
pensar, sino que consiste agrega Marx,
en pensar para entender y transformar la realidad, porque para Marx, lo pensar
significa injusticia, mientras que para otros es justo. Esta última es la
posición de la derecha. Mientras que la del mundo injusto que hay que
transformar es de la izquierda, de los escupitados, de los excluidos; mientras
que a toda la derecha recalcitrante no es necesaria una transformación ¿Por qué
se va a transformar una realidad con la cual estamos de acuerdo? Los areneros
en El Salvador están de cuerdo con esta realidad.
Por
contrario, algunos con conciencia mas critica y abierta en El Salvador, los
cuales pertenecen a la masa de desposeídos prefieren la pronta ruptura del
estatus Q, y dicha incomodidad se profundiza mientras sufre de hambre, desempleo,
delincuencia, criminalidad, en fin, exclusión. Aquí el concepto de filosofía
vale la pena considerarlo como un arma del pensamiento que transforme la
realidad. Eso (dice) es el Marxismo. (Feinmann, 2016:19).
Partiendo
del diccionario de Ferrater Mora, la palabra filosofía contiene la definición
lapidaria (como diría López, 2010) “Amor a la sabiduría”, saber
totalizador. Se propone hacer de cada hombre un (“σόφος” “Sophos”) sabio,
distinto del saber sabio de los científicos.[4]
Opuesto a eso, el filósofo tiene que estar enterado de todo lo que el científico
ignora. De allí que el filósofo piensa la ciencia y al vez que se piensa a si
misma.
Pero
a Feinmann no le basta la definición de Mora a partir de la interpretación de Heráclito,
sino que para entender mejor a Heráclito decide apoyarse en la obra del
pensamiento antiguo de Mondolfo Rondolfo[5]
que ofrece otra interpretación del concepto filosofía: “Conviene pues sin duda que los hombres amantes de la sabiduría conozcan
y tengan conocimiento de muchísimas cosas” (Rondolfo Mondolfo, 1945).
El
primero, el llamado filósofo escuro[6]
sostiene que “σόφος” el filósofo que sabe muchas cosas debe tener un saber
totalizador, universal, basto”. Esto es
porque la filosofía es un saber de las generalidades, de los universales y no
fragmentario como el de las ciencias. Por el contrario la filosofía es un saber
de todo, no existe nada que le sea ajeno a la filosofía, todo, es todo…
También
en el fragmento 40 añade “la mucha
erudición no enseña a tener inteligencia”. Manifiesta la idea de un
erudito. Este (sostiene Heráclito) tiene hambre del saber, pero no de reflexión.
Sabe, sabe, sabe, sabe; pero nunca sabe lo suficiente; de manera que este no se
detiene nunca, siempre quiere más y más, pero su problema es que no piensa. La
reflexión implica detenerse, y el erudito no se detiene nunca a reflexionar
porque lo que quiere es siempre saber más. Sobre lo antes dicho Heráclito
aconseja mejor el ejercicio de pensar y no el de saber más. Pensar no es ser
erudito, por el contrario es una especie de poder que tiene el ser humano de
interrogarse sobre la realidad de las cosas.
Pensar
es propio de los hombres como también de las mujeres, aunque en la realidad
existen pocas mujeres que hayan hecho filosofía. La filosofía hace feo al
filósofo y las mujeres no han venido al
mundo para convertirse en seres horripilantes, según Feinmann. Aunque cuando en
la literatura contemporánea se diga hombre no olvide nadie que también estamos
hablando del género bello, agrega. Lo que sucede es que preferimos cargarle de
todos los pesares al hombre como un ser
finito y caduco, corrupto, efímero, semejante a una sombra que hoy está y que
mañana ha desaparecido.[7]
Esa
es la razón por la que existe la filosofía –sostiene
Feinmann– y por eso existe un ser sobre natural; aunque filosofía y religión son
contrarios como el fuego y el aceite, es decir, cosas opuestas, no son
compatibles la una con la otra. La primera para vivir tiene que contradecir a
la segunda, y la segunda para existir tiene que aniquilar, subestimar a la
primera. El filósofo tiene que sentir dolor al parir las ideas; mientras que
Dios da a luz las ideas de manera automatizada, como bien se dice “es el
salvavidas de las respuestas”. Es decir, Dios responde todo, es por eso que
cuando nos acercamos a Dios, la filosofía termina. Esto es porque después de la
razón ya no queda otra cosa que la fe. Y la fe es la negación de la filosofía,
a si como la filosofía es la negación de la fe. Dicho en palabras concretas: la
filosofía es pensarlo, reflexionarlo todo, por un lado; por el otro, la fe es
creerlo todo.
La
grandeza del hombre es la filosofía. Entonces, ¿Qué es la
filosofía? se pregunta Feinmann: “la
filosofía es una práctica que en este planeta ha instrumentado un ser que es
capaz de vivir sabiendo que va a morir” (2006:23). Esto transforma al
humano en ser también celeste, o sea, abstracto, metafísico. Es el único que se
pregunta por el sentido de la existencia ¿Por qué he venido a este mundo
caótico? ¿Para dónde voy? ¿Cuál será mi fin último? ¿Por qué nací en este
momento y tiempo y no en otro? ¿Por qué existo? ¿Cuál es mi destino después de
la muerte, el tártaro o por el contrario un mundo supraceleste? (Fedro II);
Si nuestra forma de pensar difiere con la de
Feinmann consiste en no menospreciar las ideas epicúreas respecto al tema de la
muerte, sobre el punto de que las palabras de estos no es un alivio para todos aquellos
que estaban muriendo a la manera de una letanía ilusoria repleta de fantasía,
por el contrario nos parecen en el mayor de los casos palabras con mucha carga
veresativa[8].
Con seguridad –sostiene– hemos llegado a la
playa de este mar de ideas confusas, pero exquisitas de la filosofía. Es
posible que el universo sea –sostiene Hegel– un barca que gira alrededor del
sol (…) pero la grandeza que tiene este carruaje de la tierra es que en él hay
un ser metafísico que se pregunta por el sentido del las cosas, del universo,
que se lanza a la aventura de pensarlo todo,, incluso, lo infinito, al
percatarse que es un ser finito en un mundo infinito, que se siente imperfecto
ante un mundo perfecto, que se considera mortal frente a un mundo inmortal. O
sea, hay dos senderos frente a nosotros: la razón, por un lado, y por el otro,
la fe, el cielo o el infierno lo profano o lo sagrado, el demonio o por el otro,
lo divino, lo profano o por el contrario, lo sagrado… A partir de esta pregunta
creemos que todos los seres humanos: negros, blancos, amarillos, pobres o
ricos, todos hemos sido filósofos alguna vez.
En suma, para Feinmann (2006:23) “la filosofía es una práctica que en este
planeta ha instrumentado un ser que es capaz de vivir sabiendo que va a morir” el ser humano es el único que se puede
interrogar el por qué de la vida, de la existencia de las cosas o el fin último
de la especie humana.
Cuando el ser humano observa las estrellas y
lo hace para saber sobre ellas, está demostrando su angustia ante las cosas que
están ante sus ojos. A partir de ese instante le surge la siguiente pregunta
¿Existe Dios? Pero ¿Cómo explicarlo? Bienaventurado aquel que deposita toda su
confianza en un ser todo poderoso. Pero que sucede con aquellos que sostienen
una postura contraria ¿cómo sofocan estas aflicciones que los torturan en este
viaje de la vida? Ya que es el viaje de la nada, hacia nada. Todo es fortuito.
Algo así como sentirse cayendo hacia el profundo abismo del envejecimiento que
conduce al portal de la muerte.
Esas angustias nos abordan a todos. Porque
todos en algún momento hemos sentido que nuestras existencias están cayendo
hacia el fondo de algo oscuro, siniestro que no sabemos que es. Entonces Dios
es un ser que nos disfraza la realidad de nuestro, o por el contrario, el que
nos da esperanza de este fin último; que incluso nos impide hacernos ese tipo
de preguntas, de otra forma podría airarse, molestarse con nosotros y acelerar
nuestro fin. Esto genera más ansiedad,
más preocupación, mas angustia.
Pero qué queda entonces por hacer. Importante pregunta:
es no ignorar que la filosofía se agota para responder a este tipo de
preguntas, para algunos, y por lo tanto
a esas personas solo les queda una solo alternativa: el salto. O sea, el salto
de la razón a la fe. Cuando la razón ya no sea suficiente, que no pueda más
avanzar[9], entonces se puede pasar
al lado de la fe, a lo irracional, a esas respuestas que solo un Ser Supremo
puede responder, y sostener, para reposar en dichas promesas. Lo que no podemos
ignorar es que somos seres finitos, caducos, que estamos muriendo, que
moriremos tarde o temprano. Esta es otra de las razones del por qué de la
filosofía…
Aun con todo lo que digan los místicos sobre
la filosofía también esta tiene sus respuestas sobre los temas de la muerte.
Una de las preguntas que la filosofía se hace es ¿Por qué el hombre es un ser
para la muerte? Es para la muerte dice Feinmann por que es un ser posible, el hombre es un ser arrojado a sus
posibilidades. Todos estamos animados, impulsados (…) estallados hacia fuera de
nuestras posibilidades (2006:25). Aunque la mayor posibilidad es que podamos
morir en cualquier momento, lo interesante de todo esto, dice Hegel que en la tierra hay un ser que vive pero
que a la vez sabe que morirá. En definitiva –agrega Feinmann– poe eso es que la filosofía
existe: porque los hombres mueren, aun más, para la filosofía muere todo: las
cosmovisiones, las creencias, todas las religiones[10].
La realidad es un todo efímero, cambiante,
perecedero, mutable.
En fin, la ciencia tiene la dicha de
encargarse de esos corredores, de los hechos o realidades que pueden analizarse
en momentos determinados, estudiar su objeto en un momento determinado porque
le interesa analizar lo verificable como hecho sincrónico, la pragmático en
tanto existente momentáneo. Pero lo que no puede la ciencia es preguntarse por
si misma. La ciencia –sostiene Feinmann– no
piensa y, esto significa que no se piensa a si misma sino que va hacia adelante
(…), descubriendo lo único que se puede demostrar (Ser y tiempo, 1967
citado en Feinmann, 2006). No Obstante, en tanto a la ciencia le interesan
aspectos demostrables, lo reproducible, a la filosofía le interesa cómo la
ciencia demuestra o no demuestra lo que supone establecer como verificable o
falso. Además, la pregunta del por qué y para qué de las ciencias o de las
diferentes disciplinas es una pregunta que le concierne a la filosofía como
saber totalizador de los universales del conocimiento, es considerada como el
saber de los saberes. Para terminar, en Pablo José Feinmann: es una
práctica que en este planeta ha instrumentado un ser que es capaz de vivir
sabiendo que va a morir, hecho que destaca en la muerte de los otros (…). Es
cierto que la filosofía no solo consiste en pensar, si también en transformar
la realidad (K. Marx, 1888), en pensar para entender, y transformar lo
entendido.
Y para ti ¿qué es eso a lo que llamamos
filosofía?
Bibliografía:
·
Feinmann, José Pablo (2008). ¿Qué es la filosofía? 3ra. Edición; Buenos Aires; Argentina. Prometeo libros.
·
Noro, Jorge Eduardo (2014). La filosofía: trinchera para pensar y
resistir. norojor@cablenet.com.ar Consultado en 12
de enero del 2015
[1]
Discurso de método, Biblioteca de la Universidad de El Salvador. San Salvador;
1999, Pp. 57 – 58.
[2]
Exclusivamente en su libro las palabras y las cosas donde sostiene que el
hombre a muerto. Estas palabras son tentadoras ¿Por qué a muerte el hombre?
[3]
Eso seria igual a decir ¿quién fue Jack destripador? Se supone que era un
médico, por que sus cisuras eran las de un técnico y experto cirujano de la
misma forma que Derrida y Heidegger no son unos vulgares de la filosofía por el
contrario dos de los mejore espíritus del quehacer filosófico. Es mas Jack
deambula en el tiempo y espacio en el que hace presencia la filosofía del
Augusto Comte, padre del pensamiento positivista. El destripador de construía a
las víctimas Feinmann, ¿Qué es la
filosofía? 2006, p14.
[4]
Máxime cuando ven que se activan las armas atómicas dicen “pero ¿qué hemos
hecho? Para eso fueron utilizados sus patentados. En ese sentido el científico
no es un sabio auténtico ya que ni siquiera comprende lo que el considera como
saber. Sobre todo porque en él está ausente la autorreflexión. Los científicos
no son más que unos objetos que utiliza el poder hegemónico para lucrarse de
sus mentes domesticadas. De allí que lo que menos sabe el científico, de estos
tiempos, es pensar. Sus competencias no han sido pensadas para pensar sino
únicamente para que resuelva un problema aquí otra allá. De allí que Heidegger
diría que la ciencia no piensa porque no aspira un saber universal; porque no
piensa para que corriente ideológica esta trabajando; Heidegger, 1995. Pp. 33–45.
[6]
Le llamaban oscuro porque presentaba sus opiniones a manera de enigmas,
exactamente como lo hacia la pitonisa de la religión de los Delfos. Todas sus
interpretaciones enigmáticas las redactó en el texto que fue deposita en el
templo de Artemis, ciudad de la cual fue oriundo.
[7]
Lo que sucede como dice Freud en su obra el Malestar en la cultura, 1926 “el hombre es un ser finito, que sabe que
está muriendo y que por lo tanto se encuentra en angustia constantemente”,
Por lo que prefiere distraerse haciendo la cultura, en tanto se desvanece como
polvo y viento.
[8]
No se preocupen por la muerte porque nunca se van a dar cuenta de que están
muertos, porque mientras estaban vivos, están vivos, y cuando están muertos
están muertos, están muertos y no saben que están muertos
[9]
Karl Jaspear con su teoría del
salto.
[10]
Mondo cane, película de los años 60 tiene una noción religiosa formidable “pasa
la cámara por una tribu de nativos africanos. Esa gente vive muy cómodamente
con sus dioses habituales, y un día entre la niebla pasa una avioneta por los
aires. La miran y un par de semanas después, el nuevo dios de la tribu es la
mentada avioneta. Lo importante de este ejemplo es que es todo una nación
patética, y por tanto nos revela que los hombre somos a si de patéticos.